domingo, 26 de febrero de 2012

III Circuito Mundial Eternal Running Níjar

Rondaba el mes de diciembre cuando una buena mañana de sábado mirando la agenda de carreras en correbirras, pude ver una carrera que me llamo la atención. De hecho ya la conocía desde el año pasado, aunque finalmente no me decidí a participar en ella. Esta carrera era una "eternal running". Hablar de este tipo de carreras es hablar de pasarlo bien, reírse con los amigos, hacer un poco (o un mucho) el payaso y como no, esforzarse y no poco. Hay que destacar que este tipo de carreras tiene fama a nivel mundial, ya que se celebra en una gran cantidad de países, tales como Hawai, Australia, Buenos aires...También hacen otro tipo de pruebas muy singulares, de varios días de duración y que proponen a los pocos participantes que pueden inscribirse, viajar a otros países para realizar desafíos, pasar varios días en islas desiertas al más puro estilo de "supervivientes", o cualquier otra locura que se les ocurra a los organizadores. Si queréis más información al respecto os dejo el link Eternalrunning.es

Mi objetivo para esta aventura era reunir a un buen grupo de valientes, cuantos más mejor, y para ello las famosas reuniones de Navidad serían mi gran oportunidad. Ahí la gente esta contenta, bebe sidra, fanfarronea y en ocasiones hace cosas de las que luego se arrepiente (como apuntarse a una eternal running, jeje). Así fue como reclute a siete valientes que querían optar al titulo de "invencible", que se otorgaba a todo aquel que finalizara los poco más de 11km que tenia el recorrido. Los elegidos para alcanzar la gloria fueron: Antonio Cano, Antonio Vidal,  Eloy, Fº Javier, Isaac, José Luis y yo. Puntualizar que finalmente mi compañero de batallas Antonio Vidal, no pudo asistir por un inoportuno catarro. Una gran baja, sin duda.

Creo que me he olvidado de mencionar que la inmensa mayoría en estas carreras suele utilizar un disfraz para correrla y si puede ser ridículo mejor que mejor. En cuanto a nosotros, después de dar muchas vueltas para ver cual iba a ser nuestra "equipación", la mejor opción que encontramos fue la de ir de cerdo, concretamente, chato murciano, y con alas. Antonio Cano y José Luis optaron por imitar a Rambo.

Entre idas y venidas llego el señalado día 26 en el calendario y a las 07:45 una expedición formada por una gran parte del clan Montoya y los "elegidos" partían hacia Níjar. Casi dos horas de viaje para llegar al lugar donde cambiaría todo, donde nos convertiríamos en invencibles.

Cuando llegamos al lugar teníamos por delante una hora y algo, por lo que nos lo tomamos con calma. Fuimos dando un paseo a la caseta donde se retiraba la bolsa del corredor junto a los dorsales, por el camino empezabamos a ver disfraces de lo mas variopintos, power ranges, piratas, moscas, gatos, mariquitas...El ambiente era muy bueno, con un buen sistema de megafonía y música cañera. Pronto vimos a lo que nos íbamos a enfrentar, un autobús en mitad del campo hacia presagiar que no estaba ahí por gusto. Camiones con paja para escalar, pozas con barro...No nos dejamos intimidar y no lo tomamos a risa.

Una vez recogidos los dorsales después de guardar cola durante una eternidad, fuimos de nuevo al coche a transformarnos en chatos. El tiempo era oro, apenas restaban 20 minutos para que se diera la salida y no había tiempo que perder. Fuimos a paso ligero hasta los coches, allí dejamos la buena bolsa de corredor que dieron, en la que podías encontrar desde tomates, hasta caldo de pescado, pasando por la obligada camiseta técnica. Nos cambiamos rápidamente y nos colocamos los dorsales. Estábamos listos. Ya a trote cochinero, nunca mejor dicho, fuimos al lugar donde se iniciaba nuestro camino a la gloria. Cuando nuestro público nos vio aparecer de aquella manera, unos optaron por reírse y otros por mirarnos con cara de sorpresa. Aprovechamos el poco tiempo que quedaba para echarnos unas fotos, ahora que estábamos bien limpios, después nos fuimos a colocarnos en la linea de salida. Ahí el ambiente era de fiesta total, multitud de personas dando saltos, gritando, cantando. La espera había finalizado, a ritmo de "Eye of the tiger" dieron la salida, ya solo quedaban 11.250 metros para ser invencibles.

El comienzo fue algo lento, mientras bajamos por la carretera asfaltada, no podías marcar un buen ritmo...un momento... ¿ritmo? ¿qué es eso? se me había olvidado que estaba escribiendo acerca de la "eternal running", aquí daba igual como fueras, al menos personalmente, mi intención era disfrutar del momento y sabia que no era una carrera para mirar el crono. Pronto el recorrido se adentro en un pabellón cercano. Todos sabíamos los que nos esperaba. La piscina. Al llegar, la gente estaba agolpada esperando su turno para saltar y tener el primer contacto con el agua. Cuando llego nuestro momento no quedo otra que dar un paso al frente y dejarse caer. El agua, como era de esperar en febrero, esta muy fría y eso que por ahora, el recorrido que se hacia por la piscina era una pequeña curva por donde no cubría más allá de la cintura. Al salir del agua la sensación era de pesadez, las zapatillas encharcadas habían doblado o triplicado su peso natural y el disfraz era lo más parecido a una esponja.

Unos metros después del primer obstáculo, nos encontramos con el segundo. Una puerta cerrada que había que saltar, teniendo ésta no mas de 4 metros de anchura. Os podéis imaginar el tapón que se formo. Pacientemente fuimos esperando nuestro turno para comenzar a trepar. Un particpante disfrazado de guardia civil se abría paso de manera eficaz al grito de "dejen paso a la guardia civil". Cuando por fin pudimos rebasar aquella puerta, nos dimos cuenta de que estábamos en la cola de la carrera. Lo que nos provoco un poco de ansiedad.

El circuito se internaba ahora por vez primera en zona pedregosa, cada pocos metros había un desnivel que tenias que saltar para poder avanzar. No tardo en aparecer aquel autobús que al parecer había que pasar por abajo arrastrándose. Al llegar a él, vimos que por el lado derecho estaba algo más levantado, por lo que optamos por atraversarlo por ahí. Justo detrás del autobús apareció ante nosotros el primer camión cargado de paja, tendría cerca de cuatro metros de altura y había una red para facilitar la escalada. Era algo con lo que había que llevar especial cuidado ya que las personas se estaban agolpando y en cualquier momento podías sufrir un accidente. Personalmente era uno de los obstáculos que más respeto me daban. Al llegar a la red me agarre a ella y comencé a subir poco a poco asegurando bien los pies en los huecos que habían. Al llegar arriba y ponerme de pie me dio algo de vértigo, provocado también por el leve balanceo del montón de paja debido a los numerosos corredores que se agolpaban en él. El descenso lo hice con igual precaución hasta que conseguí llegar a suelo firme. En este punto fue cuando Fº Javier, salto un poco antes de tiempo con tan mala suerte de que su rodilla "tocada", se resintió. Algo que le acompañaría durante toda la carrera, haciéndola aún más dura.

Así fue como poco a poco fuimos pasando la zona de obstáculos. Arrastrándonos por barro bajo un cielo de alambre de espino, saltando contenedores con agua, sin ella, corriendo entre neumáticos, rebasando pozas con barro, subiendo a otro camión, esta vez sin paja y todo mientras nuestro público nos daba todo su apoyo. Pensábamos que lo duro había terminado, que no volveríamos a ver los obstáculos hasta el final y que ahora tocaba relajarse con unos 10 km de carrera por suaves senderos. No sabíamos lo que nos esperaba.

Lo que nos esperaba era ni más ni menos que un exigente recorrido de trail o carrera por montaña. Con tres o cuatro picos siendo alguno de ellos bastante notable en cuanto a pendiente, no así en cuanto a recorrido por suerte. El transcurso por la zona montañosa se hizo especialmente duro para FºJavier, que a consecuencia de su lesión estaba desgastándose más de la cuenta y ya en las primeras subidas empezó a resentirse. Era una verdadera pena que no pudiese disfrutar más de la carrera y es que algo así hace que le des vueltas al coco durante el trayecto y con razón.

Antonio Cano y José Luis, los "rambos" se habían adelantado desde el comienzo de la carrera, ambos querían disfrutar al máximo de la experiencia y así lo estaban haciendo. En cuanto a Isaac y Eloy poco a poco fueron adelantándose a FºJavier y a mi. Isaac se encontraba bastante motivado y en forma y Eloy con su entrenamiento de "cinco partidos en siete días" demostraba que estaba fuerte. En cuanto a nosotros, no teníamos ningún tipo de prisa e íbamos a nuestro ritmo. Había zonas muy buenas sin pendiente en las que iniciábamos una carrera marcando un ritmo suave, mientras que en las subidas no nos quedaba otra que andar. Había una montaña con una pendiente que te obligaba a utilizar las manos de vez en cuando para poder avanzar. Os podéis hacer una idea de la dureza de la carrera, ya que mientras estábamos inmersos en una exigente carrera de montaña, íbamos mojados y disfrazados de cerdos, ahí es nada. Suerte que hacia un día primaveral y no pasamos frío en ningún momento.

Los kilómetros iban dejando paso al cansancio que poco a poco se iba haciendo presente, aunque todavía era numerosas las bromas entre participantes. A nosotros nos amenazaron un par de veces con que nos comerían si no aparecía pronto el puesto de avituallamiento. Y la verdad es que se estaba haciendo esperar el único puesto que había. En mi opinión en una prueba de esta índole, con un circuito tan exigente y con el día de sol que hacía, un par de puestos de avituallamiento no hubiera estado de más. Cuando por fin apareció ante nosotros aquel oasis en medio de la nada, pudimos comprobar con tristeza como no quedaba agua, que era lo que mas demandaba nuestro cuerpo. Nos tuvimos que conformar con cocacola templada, porrones de vino (si, habéis leído bien), queso, gusanitos, nubes y poco más.

En el último tramo de la carrera por montaña, nos intentamos "pegar" a una chica que nos marco durante un buen rato el ritmo a seguir, a cambio la ayudamos en un par de ocasiones en las que la bajada era lo suficientemente pronunciada como para resbalar. En el último kilómetro nuestra particular "liebre" bajo de ritmo y le dijimos adiós. No quedaba mucho para llegar de nuevo a los obstáculos y el sonido de la megafonía llegaba cada vez más claro a nuestro oídos. A lo lejos se empezaba a divisar de nuevo el pabellón donde nos esperaba otra vez la piscina. Viendo esto, me percate de que un grupo de cuatro o cinco personas nos animaban desde lejos. Era nuestra gente, que tal vez hartos de esperar, habían decidido asomarse a la montaña para ver si veníamos de una vez. Cuando legamos a donde estaban nos dieron esos ánimos que tanta falta nos hacían, además de una botella de agua que agradecimos como si del mejor avituallamiento de mundo se tratase. Nos depedimos de ellos y pusimos rumbo a la parte final de los obstáculos.

Ya en pie frente a la piscina, por segunda vez,  tocaba hacerse un largo de unos 50 metros. Cuando saltamos a aquella agua turbia, el peso del disfraz y las zapatillas provocaron que tocara el fondo de la piscina, y cuando empecé a nadar para salir a flote, me di cuenta de que apenas avanzaba hacia la superficie. Fueron unos segundos eternos. Al fin con la cabeza fuera del agua y con un frío de mil demonios, empezamos a nadar de cualquier forma para llegar al otro extremo. Allí nos esperaban el resto de nuestra expedición con gritos de ánimo y aplausos. Cuando por fin salimos de la piscina, saludamos a todos brevemente y emprendimos de nuevo la marcha hacia el último tramo.

En los últimos metros pasamos de nuevo por el autobús, camiones de paja, contenedores, alambres de espino, pozas...El cansancio era muy notable ya en esta parte de la carrera, y más que correr íbamos arrastrando. Cuando subimos al ultimo camión de paja y comencé a descender, note como se empezaban a subir los dos gemelos, ya que para enganchar los pies a la red había que hacer fuerza en la parte delantera de la zapatilla y provocaba el sobreesfuerzo del músculo. A consecuencia de esto, decidí bajar a pulso dejando los pies colgando. Mientras, Fº Javier estaba en lo alto del camión, siendo entrevistado por uno de los organizadores de la carrera. Apenas nos quedaba sobrepasar dos o tres tubos hinchables para alcanzar la gloria. Había una pobre chica que no podía saltar lo suficiente como para sobrepasar el obstáculo, así que entre los dos chatos murciarnos la ayudamos a avanzar.

La meta estaba ante nosotros, cogidos por los hombros cruzamos la linea que separaba lo humano de lo invencible y de esa manera finalizo la carrera. Una pena el pequeño contratiempo de Fº Javier, que le impidió disfrutar al 100% de la prueba. Por lo demás todos acabamos bastante contentos con la experiencia, que muy probablemente se vuelva a repetir algún día...Personalmente mi intención antes de la carrera era pasarlo bien, reírme, mancharme mucho, y sobretodo desconectar un poco  de tanta competitividad, buscando siempre arañar un segundo del crono, por lo que el objetivo lo había cumplido sobradamente. Ahora tenia las pilas cargadas y la mente despejada para afrontar con garantías la Media Maratón de mi ciudad, Murcia.

Datos de carrera
Dorsal: 110
Distancia: 11.250m.
Tiempo carrera: 02:32:34 (13:34min./km)
Posición: 598/1055
Bolsa corredor: Camiseta técnica, bolsa-mochila, tomates, caldo de pescado, caramelos, toallitas limpia baños.

Clasificación general 

Fotos personales 
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Óskar Correbirras

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